Justin Timberlake recorre la pasarela del escenario principal de Lollapalooza Argentina 2025.
Lo hace una, dos, tres, incontables veces.
En todas aplica una variante al típico saludo de un artista a su público: “Argentina, son muy amables”, “Argentina, muchas gracias”, “Argentina, hagan más ruido”.
Lo secunda una banda itinerante, que baila y toca instrumentos de viento como si fuese una creole band de los albores del jazz en New Orleans.
Pero el sonido es más actual, un poquito más cargado, más eléctrico.
Tal vez por eso se llaman los Tennessee Kids [Memphis, la ciudad de Elvis, queda en ese Estado].
Nadie deja de moverse, de levantar los brazos, de tirar pasos.
Ni los músicos ni él.
Es una celebración constante afianzada en un repertorio que tiene a la función del baile como eje de su forma.
Incluso más que de su contenido..